Expansión urbana y eclesial en Campeche y Chetumal
1. Introducción
La problemática que se aborda en el presente trabajo es el aumento de la diversificación en el escenario religioso que va aparejada con una intensa expansión urbana en todo México, especialmente en el sureste. El crecimiento urbano que se ha mostrado en esta región del país ha dado paso a diversos fenómenos, entre los cuales se encuentra la continua diversificación eclesial de dos estados particularmente.
Se considera importante dilucidar por lo menos una parte del proceso de investigación que se llevó a cabo en Campeche y Chetumal en cuanto a la continua aparición de credos no católicos y el tema de la expansión urbana en ambos territorios. El tema surgió al condensar dos investigaciones: la primera se trató sobre el panorama eclesial en Hidalgo durante el último tercio del año 2015 y a lo largo de todo el año 2016; posteriormente, el interés se trasladó a Campeche y Chetumal durante el año 2017, con lo cual se obtuvieron datos importantes. La segunda investigación fue sobre la configuración de un sistema urbano para Hidalgo; luego, esta se aplicó en las otras entidades mencionadas y se desarrolló ampliamente durante el año de 2017.
En el presente, se comparte el proceso de construcción del proyecto de forma general. En otros documentos se presentarán aspectos interesantes, como el diseño empírico de captación de información y de datos, la construcción de la metodología para interpretar la información colectada y el esquema de creación de teoría, así como conceptos y categorías con el resultado o el hallazgo primordial que se obtuvo.
La parte histórica ha tenido una relevancia capital. El planteamiento específico de este documento refiere a que se consideró que en ambos estados el crecimiento urbano ha sido un factor fundamental para la expansión de la oferta religiosa y de nuevas zonas metropolitanas. A su vez, la expansión urbana conjuntó nuevas formas de asociación ciudadana. Surgieron movimientos sociales de índole ciudadano, policiaco, rural, urbano; la preocupación por incrementar la infraestructura en parques y jardines hizo su aparición, de igual modo, emergió la instauración de sistemas de transporte y el deseo por una conectividad entre regiones, lo cual ha vuelto necesario revisar su implementación.
A modo de hipótesis, en el proyecto se aseveró que el fenómeno de la emergencia de nuevos credos no católicos fue el resultado de la expansión urbana, y que amplios sectores sociales han participado en la re-conformación histórica de las zonas metropolitanas. El objeto de estudio de la investigación radicó en la formación de las ciudades Campeche y Chetumal, a la luz del influjo que han tenido vastos grupos no católicos establecidos en ambos territorios.
Durante el proceso, se pretendió explicar cómo es que la expansión urbana ha asimilado la participación de credos eclesiásticos no católicos en la formación histórica de Chetumal y Campeche. Asimismo, se consideró su influencia en la conformación presente de estas ciudades y la posible forma que tendrán en unos veinte años. Es decir, se elaboró una proyección que ayude a explicar la participación que tendrían los grupos religiosos en la construcción de las capitales.
El aporte de esta investigación radica en dar cuenta del papel que ejerce la población religiosa, en este caso no católica, en la formación de ciudades. Incluso lo que brevemente se presenta en este trabajo podría ser un referente para indagar otros casos en el sureste, también en el centro del país y en el norte, como parte de estudios de casos o comparativos.
2. Metodología: el enfoque principal de la investigación
En este apartado, se explica una parte de los supuestos metodológicos que se establecieron para el proceso de investigación. Fue de índole cualitativo caracterizado por el uso de datos y referencias literarias, así como el uso de testimonios. Con ello, se dilucidó la complejidad del panorama religioso que se ha dado durante las últimas décadas, y se cuestionó la expansión urbana como un proceso que ha ido emergiendo a la par de la diversificación del escenario religioso.
El testimonio de Mari1 señala que la ciudad de Chetumal ha sido inundada con nueva población que ha llegado a vivir en los últimos diez años, en parte, debido a la bahía de Chetumal y a la tranquilidad que ahí se respira. Los creyentes nuevos que han llegado se vinculan con nuevas expresiones como los pentecostales y presbiterianos. Por su parte, el testimonio de David,2 de Campeche, indica que la ciudad ha crecido y que esto ha originado la aparición de nuevas formas de religiosidad no católica, vinculadas con los pentecostales y presbiterianos. Esto, según él, ha sido el resultado de la propia expansión de la ciudad.
En ambos casos, los testimonios hacen referencia al crecimiento de las ciudades y a la presencia de una mayor cantidad de personas vinculadas con Iglesias distintas a la católica.
Mediante un análisis cualitativo sustentado en ejercicios comparativos e interpretativos, aunado a los testimonios y a las referencias bibliográficas, se estableció que hay un vínculo inquebrantable entre las características de los procesos de urbanización acaecidos en ambos estados, así como los procesos de metropolización y la proliferación de vastas iglesias pentecostales y presbiterianas que hicieron acto de presencia, inexorablemente.
Así lo indica el siguiente testimonio de Laura de Chetumal, quien aseveró que la formación de una zona metropolitana de Chetumal -caracterizada por la integración de zonas como Nicolás Bravo, Javier Rojo Gómez, Álvaro Obregón, Sergio Butrón Casas, Calderitas y Chetumal, entre 2017 y 2018- ha presupuesto la presencia de personas con distintas creencias religiosas que las expresan abiertamente.3
En el caso de Campeche, de acuerdo con el testimonio de Luis,4 también durante el 2018 se ha consolidado una zona metropolitana conformada por municipios como Chiná, Imi y Lerma. En ella residen cerca de 350 000 habitantes y las expresiones religiosas han llegado para habitar dicha zona, en especial la capital, Campeche.
La captación de testimonios orales dio una idea muy clara de que la población está consciente de la expansión urbana y de la llegada de nuevas adscripciones, tales como las pentecostales, presbiterianas y bautistas, aunque estas últimas en menor grado.
La consulta de periódicos, gacetas y otros documentos de primera mano fue de gran valor para señalar la participación de las iglesias no católicas en la conformación de las dos zonas metropolitanas mencionadas. Se indagaron los procesos históricos de urbanización y metropolización desde 1990 hasta el año 2015 y se contrastaron los datos con la génesis de credos no católicos y su proceso de expansión hasta el año de 2015.
En particular, se compararon y explicaron las siguientes dimensiones de la investigación que pueden parecer de corte cuantitativo, pero cuya naturaleza es cualitativa. Cabe mencionar que en todas las categorías el análisis quedó pendiente por completar, pues hay información lista para sistematizar, muy rica y diversa. Esta es muy difícil de completar por los periodos de estancia en los estados y por la insuficiencia de recursos. A continuación, se comparten las categorías que se han construido.
- El crecimiento del tamaño de la población total en donde se pretendió estudiar el factor de crecimiento de la población no católica y su movimiento en las capitales.
- El coeficiente de crecimiento de localidades con más de quince mil habitantes (aquellas constituidas con altos índices de población no católica).
- La formación de nuevas zonas metropolitanas encabezadas por cada ciudad capital (con dinámicas urbanas propiciadas por población no católica).
- El factor de ocupación de espacios públicos por parte de grupos no católicos.
- Re-configuración de espacios habitables y espacios comerciales para adaptarlos como templos, iglesias o subsedes, también llamados casas de oración.
- La dinámica de relación entre personas que han estado adscritas a credos no católicos frente a personas que no son creyentes o se afilian a otras tendencias no evangélicas.
Estas categorías requirieron ser enmarcadas en un esquema conceptual más amplio. En el siguiente apartado, se presenta uno de los avances en materia del marco teórico que se logró constituir.
3. Marco teórico y núcleo conceptual: expansión urbana y diversificación religiosa
El concepto de expansión urbana se definió en relación a una noción sobre sistema urbano, la cual se concibe como la herramienta técnico-jurídica que coadyuva al ordenamiento de los contextos territoriales y de las ciudades que integran las entidades estatales. En su texto intitulado Nuevas formas del crecimiento metropolitano, Font explica que en la conformación de nuevas zonas metropolitanas intervienen procesos sociales, productivos y económicos diversos.5
Es necesario un esfuerzo conjunto en materia gubernamental y ciudadana que dé como resultado el desarrollo de cada uno de los territorios en que las actividades económicas, políticas, sociales, migratorias, ecológicas, ambientales, entre otras, están estrechamente relacionadas. En la formación de sistemas urbanos y en la expansión urbana, la llegada de nueva población es prácticamente un proceso inevitable. La conformación de un sistema urbano estatal requiere de la participación de la mayoría de los sectores que se van integrado a la sociedad, así como de la disposición de recursos de orden material y humano para asegurar el desarrollo integral.
Según el testimonio de Tania,6 es importante que la población que va llegando se integre a las actividades de la ciudad de Campeche. Según la entrevistada, el correcto funcionamiento de la entidad depende en buena medida de que todas las personas participen de sus diversos procesos. Asimismo, para Juan, de Chetumal, las personas que llegan deben integrarse a la idea de ciudad. La ciudad tiene que contar con ellas para toda actividad e iniciativa.7
Un aspecto fundamental es la conexión entre los conceptos con las agendas de gobierno y las políticas públicas, por lo cual también se consideró durante la investigación. Entre los temas que se han añadido para la formación de la agenda sobresalen la organización de ciudades y la proliferación de nuevas expresiones eclesiales. Estos temas son imprescindibles para los tomadores de decisiones y creadores de políticas públicas de los gobiernos en los distintos niveles, municipal, estatal y federal.
Otro de los conceptos importantes fue la noción de incremento de la población.8 Aunque esta noción fue dilucidada para el caso de Hidalgo -mérito de Sámano y otros autores-, de igual modo, se puede aplicar para Chetumal y Campeche.
El tema de la eficacia de los sistemas de transporte juega un rol importante junto con aspectos como educación, salud y recreación. Esto particularmente en el caso de una población que presenta movilidad itinerante entre los municipios metropolitanos para encontrar empleo, desarrollar actividades informales y obtener servicios. Así, se establece la creación de zonas habitacionales con impacto sobre la metrópoli en su conjunto y, finalmente, ello tiene impacto en el mercado inmobiliario de las entidades, debido a las inversiones de capital extranjero y la movilidad de población que afecta la conformación del territorio y la alteración de la normatividad, distinta entre entidades contiguas para trámites administrativos.9
El concepto de zonas metropolitanas contempla un periodo de cambios en las modalidades de crecimiento del sistema urbano nacional.10 La vinculación del concepto de diversificación del escenario religioso, que conciben autores como Bastián, Martín, Stoll, Deiros, con la teoría del crecimiento protestante, ayudó a explicar los constantes incrementos de población no católica, los coeficientes de ocupación poblacional de localidades de diversos tamaños y de distintos estratos sociales. Estos elementos teóricos explicaron el grado de participación de los credos pentecostales y presbiterianos en la configuración de Campeche y Chetumal.
En especial, la idea o noción de crecimiento protestante señala la tendencia histórica a la disminución de personas vinculadas al catolicismo y el crecimiento de adscripciones distintas, con esto, las ciudades se ven conformadas de un amplio crisol religioso caracterizado por la presencia de iglesias diversas. Según el testimonio de Pedro,11 de Campeche, la presencia de personas de diversas iglesias implica la obligación de colaborar para el florecimiento de las entidades, en especial, para el propio crecimiento humano y económico de la ciudad de Chetumal.
Crecimiento protestante es una categoría que se define y denota la capacidad de la población no católica para moverse de un municipio a otro, de un estado a otro, o de una localidad a otra, con el fin de asentarse en otras ciudades. La propia categoría es el resultado de la expansión urbana. Al crecer las ciudades, también crecen las posibilidades de analizar las dinámicas urbanas desde otras vertientes teóricas.
Al hablar de crecimiento protestante, se está hablando también de un fenómeno migratorio que contempla el asentamiento y la llegada de nueva población. Con esto, vemos el vínculo entre migración, asentamiento y crecimiento de población como algo que incide en la formación de nuevas zonas metropolitanas y centros urbanos. Para Nuria,12 de Campeche, la migración ha afectado el crecimiento de la zona metropolitana, que recientemente ha sido declarada como tal y en lo cual la llegada de nueva población con adscripciones religiosas distintas ha tenido mucho que ver.
La interconexión entre las municipios y los intensos flujos económicos que se originan de la movilidad poblacional y migrante es un factor esencial para ver emerger nuevas zonas metropolitanas. Según el testimonio de Félix,13 la constitución de la zona metropolitana de Chetumal también se ha visto incluida por la intensa movilidad poblacional, producto de los flujos migratorios que se dan en forma incesante hoy en día, con mayor intensidad.
Para concluir este apartado, se dirá que por todo lo anterior la investigación requirió indagar una parte de las siguientes categorías: a) el incremento constante de población no católica; b) la inserción de esta población en actividades comerciales, turísticas y manufactureras; c) el incremento del pib per capita de población no católica, y d) una alta cantidad de viajes por motivos laborales entre zonas metropolitanas y conurbadas.
4. Desarrollo: los municipios de Campeche y Chetumal en un contexto estadístico y de información estatal y regional
A continuación, se presente el arduo trabajo de análisis de datos e información que se efectuó. Se revisó que durante los últimos cincuenta años, en el sureste de México, se ha vivido una intensa reactivación de la actividad religiosa. Se piensa que es necesario observar los municipios de Campeche y Chetumal en el marco de estadísticas y datos estatales y regionales.
El recuento de datos se hizo no solamente para ambos municipios, sino también en términos estatales, por lo cual, se presenta un esbozo general de estadísticas y datos de diversos municipios. Esto permite visualizar el crecimiento urbano que se ha dado y la diversificación religiosa que ha acaecido en términos macrosociales.
El crecimiento urbano ha afectado al Caribe mexicano, en especial con el establecimiento de iglesias adventistas (del Séptimo Día, que son bíblicas no evangélicas),14 pentecostales y presbiterianas. Esto se ve en los estados del sureste mexicano, incluyendo a Chiapas, Veracruz, Tabasco y Quintana Roo.
Fue muy útil la visión teórica de autores como Garma Navarro y Hernández15 y De la Torre y Gutiérrez Zúñiga y Janssen,16 quienes ayudaron a analizar el conjunto de las adscripciones hacia credos no católicos en términos porcentuales, puesto que expresan que 20% de los que hablan una lengua indígena profesan el cristianismo pentecostal. Esto se debe a que cada vez más personas, indígenas y no indígenas, se ven identificadas con algún credo no católico, en especial, con el pentecostalismo y con las asociaciones presbiterianas.17
La visión de los autores se aplica en Campeche donde ha avanzado considerablemente el establecimiento de nuevos credos no católicos, y en la actividad de grupos eclesiales de base católica que han captado a una importante cantidad de población indígena, de la cual incluso una parte es oriunda de Chiapas y Oaxaca. La actividad de las comunidades eclesiales de base ha dado vida a la categoría del crecimiento protestante, en lo cual, la filiación de nuevos creyentes ha sido crucial.
El pastor pentecostal Darío18 dice que diversos grupos han actuado en la consigna de filiación de gente en la ciudad de Campeche. Tanto los ministros evangelistas como los catequistas del catolicismo han hecho su parte de trabajo. Con ello, él, siendo evangélico-pentecostés, también visualiza una nueva forma de concebir un catolicismo de bases catequéticas.
Cabe señalar que el Inegi considera que este estado ha avanzado en el establecimiento de iglesias pentecostales e históricas. De acuerdo con el Instituto, Campeche es “la tercera entidad con mayor diversificación de creencias religiosas en el ámbito nacional; por cada 100 personas de 5 y más años, 71 son católicos, 4 son protestantes históricos, 9 son evangélicos, 5 bíblicos no evangélicos y 10 no tienen religión”.19
El mismo Inegi ha argüido que son las denominaciones históricas y pentecostales las que se han establecido con mayor fuerza en todo el estado. “De la población protestante histórica, son importantes los volúmenes de población presbiteriana (15 473) y bautista (5334); de las iglesias evangélicas, predominan las pentecostales, con un volumen superior a la suma de los residentes de Hecelchakán y Palizada”.20
En el caso de Quintana Roo, el aumento de nuevos credos ha llevado la misma tendencia. Es decir, para el año 2005, las cifras de población adscrita al catolicismo habían descendido. Con Campeche, se ubicaba hasta el 2010 entre los primeros cuatro estados del país con una mayor cantidad de iglesias no católicas. Como lo dicta el Inegi:21
Más de tres cuartas partes de la población protestante histórica pertenece a la iglesia presbiteriana; el volumen más alto de los protestantes históricos se registra en el municipio de Benito Juárez, pero el de mayor importancia relativa es José María Morelos. Este último municipio registra la mayor diversificación de la entidad, pues también hay un número elevado de pentecostales, evangélicos y población sin religión.
Lo anterior coincide con la visión de Amanda,22 quien compartió que en estos municipios de Juárez y Morelos la llegada de población no católica ha sido muy palpable, lo cual se percibe en el crecimiento de iglesias que cada día captan más y más población a sus filas.
La población pentecostal y evangélica ha tenido presencia destacada en todos los municipios, principalmente en Lázaro Cárdenas, José María Morelos y Solidaridad. De la población bíblica, los adventistas del Séptimo Día tienen una ligera superioridad sobre los testigos de Jehová en la mayoría de los municipios, aunque la presencia numérica de ambas es poco significativa.23
Hernández24 comentó que el fenómeno del crecimiento urbano desbordado ha favorecido la aparición de grupos pentecostales, particularmente en las periferias y municipios conurbados del sureste mexicano. Algunas cifras dictaron que el crecimiento urbano y la expansión de las ciudades Campeche y Chetumal son reveladoras. El tamaño de la población fue un aspecto sumamente importante. Desde el punto de vista de Ramírez Velázquez y Somellera,25 las cifras del sureste han sido muy importantes.
En el año 2010 el peso urbano de Quintana Roo se incrementó, al contar con 20.88% de población urbana. Se registró un importante proceso de consolidación de la urbanización de Cancún en Quintana Roo y el crecimiento de la producción del petróleo en Campeche. Los porcentajes de crecimiento de la población dictaron un incremento sustancial de la población en ambas entidades, lo cual expresó que, en 1990, en Campeche hubo 273 161 habitantes, y en Quintana Roo, 295 772. Para el año 2000 las cifras aumentaron. En Campeche, resultaron 365 783; mientras que en Quintana Roo se registraron 640 176 habitantes. En el año 2010, Campeche tenía 450 213, mientras Quintana Roo, 1 050 685 habitantes.26 Estos datos permitieron analizar una pequeña parte del proceso de urbanización de ambos estados.
De acuerdo con las autoras antes mencionadas, se consideró necesario observar tres dimensiones: “Primero, el porcentaje de la población que corresponde a la localidad entre 2000 y 2010, así como al porcentaje del número de localidades por rango. Segundo, el crecimiento que el número de localidades tiene en este periodo; y tercero, la concentración de la población en zonas metropolitanas y su importancia en la región”.27
Desde la misma perspectiva, en cuanto al número de población en localidades con menos de cinco mil habitantes, se tuvo que, para 1990, Campeche contaba con 193 781; para el año 2000, tenía 238 370 y, para el año 2010, contaba con un total de 253 933 habitantes. Por su parte, en el estado de Quintana Roo los datos también mostraron un serio incremento. Para 1990, había 164 694 pobladores; para el año 2000, se contaron 153 425 y, para el año 2010, se tenían 190 393 habitantes.
El porcentaje de localidades también experimentó una alzada importante. En campeche, el porcentaje para 1990 era de 6.81%. Para el año 2000, era de 10.1% y para el año 2010 decayó hasta registrar 6.82%. Se notó que en un periodo de veinte años este estado solamente sufrió un ascenso de 0.1% en total, lo cual no quiere decir que el tamaño de la población disminuyó, sino que creció tal como lo vimos en párrafos anteriores.
Por su parte, Quintana Roo descendió en el número de localidades: en 1990, registró 8.61%; para el año 2000 sumaron 7.06% y para, el año 2010, se tuvo 3.3%.28
En el rubro de la población residente en localidades con 5000 habitantes o más, dígase, hasta 9999, para Campeche la población ascendió en 1990 a 56 586; mientras que para el año 2000 se incrementó hasta 63 233 habitantes y para el año 2010 el total fue de 81 390. En Quintana Roo, las cifras también significaron un discreto aumento. En especial, para el periodo de 1990 al año 2000, de poco más de 18 000 habitantes, para el año 2010, descendió poco más de 5000 habitantes. Dígase que en 1990 el total fue de 20 107 habitantes; para el año 2000, ascendió a 39 348 y para el año 2010 el total consistió en 34 160. En este caso, los datos para el número de localidades dictaron que, en 1990, Campeche contaba con 10.71%; en el año 2000, 9.78% y en el año 2010 había un 9.32%.
El descenso del año 2000 al año 2010 fue discreto, de poco más de cuatro puntos porcentuales. Para Quintana Roo, los números fueron los siguientes: 19.05% para el año 1990; 5.43% en el año 2000 y, para el 2010, de 4.24%, con lo cual se registró un descenso que se consideró mínimo y fue de 1.9%, del año 2000 al año 2010.
Por su parte la población en localidades de 10 000 a 14 999 habitantes, en Campeche significó una cantidad de 11 657 habitantes en 1990; para el año 2000, ascendió a 23 303 y, para el año 2010, creció hasta 36 905 habitantes. Para el estado de Quintana Roo las cifras son las siguientes: en 1990, se contaban 12 704 habitantes; para el año 2000, 10 024 y, para el año 2010, 50 340 habitantes.
En cuanto al número de localidades, para el año de 1990, se tenía en Campeche un total de 4.17%; para el año 2000, 9.09% y para el año 2010, 10%. En Quintana Roo había 16.67% en 1990; en el año 2000, las cifras se situaron en 4.55% y, para el año 2010, se ubicaron en 13.33%. Otra vez, para esta entidad, hubo un descenso en el porcentaje, después de una alzada considerable que rebasó 13%. En un lapso de veinte años, para Campeche, el incremento solamente fue de 5.83%, lo cual se considera consecuente con los rubros de 4999 o menos habitantes y de 5000 a 9999 habitantes, cuyas cifras indicaron un ascenso de pocos puntos porcentuales.
Por último, con la construcción de la categoría población ubicada en localidades de 15 000 habitantes o más, las cifras indicaron las siguientes tendencias. Para 1990, en Campeche se registró un ascenso concreto, en especial porque había 273 161 habitantes; mientras que para el año 2000 había 365 783 habitantes y, para el 2010, 450 213 habitantes. En el caso del estado de Quintana Roo, para 1990, se registró una cantidad de 295 772 habitantes, incluso mayor que en Campeche; mientras que para el año 2000 se registró un total de 365 783 habitantes y, para el año 2010, de 1 050 685 habitantes. Como se puede ver, ello significó un incremento considerable de más de quinientos mil habitantes.
Los datos mencionados indicaron algo muy importante, el incremento de población se mantuvo constante y no decreció considerablemente en Campeche y Quintana Roo. En palabras de las mismas autoras:29
Las tendencias diferenciales de crecimiento de la población por tamaño de localidad en la región resaltan el crecimiento de las localidades mayores de 15 000 que superan en 85% el nivel de crecimiento nacional, y las de 5000 a 10 000 habitantes que lo superan por casi 10% en 2000. La población de las localidades menores solo crece en Campeche y Tabasco en 20%; Chiapas lo mantiene en 12%, Quintana Roo disminuye y mantiene su crecimiento en poblados entre 5000 y 10 000 y en los urbanos que son lo que crecen más, sobre todo los mayores de 15 000. En suma, se presenta una tendencia de crecimiento demográfico en localidades medianas rurales y urbanas, que es diferente en Quintana Roo que sigue el proceso de urbanización en localidades mayores de 10 000 habitantes.
Las dinámicas urbanas y estatales que se revisaron nos demuestran que particularmente en ambos estados, incluyendo los municipios de Campeche y Chetumal, ha habido una constante reconfiguración del tamaño y constante incremento de la población, aunado a las tendencias de la población no católica a insertarse en localidades de diferentes tamaños. Son dos los elementos que dilucidaron la marcha de la expansión urbana en ambas capitales, junto con tres variables más: a) la población que llega y que se afilia a iglesias no católicas ha vivido fuertemente los procesos de metropolización tanto de Chetumal como de Campeche (a escalas estatal y municipal); b) dicha población ha vivido las tendencias al crecimiento de los municipios que se han unido a las metrópolis de ambas entidades, y c) la población no católica ha establecido procesos de lucha por adueñarse del equipamiento urbano, dígase, la ocupación de casas, servicios públicos, negocios, comercios, adaptados para otros fines, entre otros aspectos.
Interesa investigar a profundidad tres aspectos, en especial para el futuro, a nivel municipal y estatal, así como contrastarlos. Primero, el nivel de ocupación de espacios públicos por parte de la población adscrita a grupos no católicos. Segundo, la reconfiguración de espacios habitables y de espacios comerciales para adaptarlos como templos, iglesias o subsedes, también llamadas casas de oración. Tercero, la dinámica de relación entre personas que están adscritas a credos no católicos con personas no religiosas o que profesan otras tendencias clericales.
En este tenor, hasta el punto que llegó la investigación, uno de los resultados obtenidos se refiere a que el crecimiento urbano que han tenido Campeche y Chetumal depende en gran medida de su evolución histórica, de los actores implicados y del crecimiento, asentamiento y lucha por los bienes y servicios municipales de grupos religiosos diversos, entre los cuales figuran aquellos de corte pentecostal e histórico, como los presbiterianos y los bautistas.
Cabe decir que la construcción del proyecto de investigación y el ulterior desarrollo se realizó en el marco de una presencia considerable de nuevos sectores económicos y productivos en ambos municipios (y respectivos estados), a la par que van emergiendo nuevas formas municipales que se van conurbando con las capitales y que quedan a expensas del crecimiento de población y diversificación religiosa incesantes.
5. Conclusión: seguirá el crecimiento urbano y la diversificación religiosa en Campeche y Chetumal
En este artículo se compartió una parte del proceso de investigación que dilucida el vínculo entre la diversificación del escenario religioso y el fenómeno de la expansión urbana en Campeche y Chetumal durante los años 2015 y 2017. La expansión urbana ha significado un aumento de iglesias no católicas que se han asentado con intensidad en ambos municipios y sus respectivos estados.
El proyecto se concentró especialmente en la cuestión eclesial y en la expansión urbana. Sin embargo, aún falta desarrollar las categorías que se tienen con mayor profundidad, sin mencionar que quedó pendiente desembrollar algunas dimensiones metodológicas que circundan al objeto de estudio.
La construcción de conceptos y un diseño de investigación empírica adecuada son asuntos muy importantes para el correcto desarrollo de la investigación. La relación entre los temas de la expansión urbana con la diversificación del escenario religioso es un tópico vital para comprender las dinámicas que emergen en nuevas formas de ciudades o en la organización de las que existen.
Las categorías de la diversificación religiosa y la expansión urbana son el centro del marco teórico de la investigación. En otras palabras, lo anterior, acompañado de un análisis de tipo cualitativo que privilegie el análisis histórico y sociológico, es nodal para comprender cómo se ha desarrollado la formación de ciudades y la aparición de nuevos formas de conurbaciones.
En el caso de los estados de Quintana Roo y Campeche es paradigmático lo que sucede con la dinámica de los grupos religiosos en cada ciudad capital. Quizás su situación pueda ser comparable con la región de Los Altos de Chiapas, en particular, por el éxodo forzado y ahora voluntario de población indígena no católica a San Cristóbal de Las Casas. Este nexo triple entre Quintana Roo, Chiapas y Campeche se estudiará en otra oportunidad, con un esfuerzo analítico similar al aquí establecido.
Para los dos estados del sureste es levemente notorio que el crecimiento de los credos no católicos ha dado pie a la movilización de grupos de ministros y feligreses que se expresan por una integración a la ciudad y por obtener los bienes municipales existentes. Las coyunturas históricas son de vital importancia para comprender el vínculo entre ambas categorías. La revisión que se ha hecho de los datos estadísticos e información de autores ha sido fundamental para el devenir del proyecto.
Aunque aún falta desarrollar más ampliamente el aparato epistemológico de la investigación para la interpretación de los datos que se han conseguido, se considera que cierta información ya se puede organizar, a fin de escribir un par de artículos más. Se presentó al lector un breve pero sincero avance. Queda mucho por hacer, ¡así que manos a la obra!
fn1Comunicación personal, Mari, Chetumal, 2017.
fn2Comunicación personal, David, Campeche, 2017.
fn3Comunicación personal, Laura, Chetumal, 2017.
fn4Comunicación personal, Luis, Campeche, 2017.
fn5Font, A., Nuevas formas del crecimiento metropolitano, España, upc, 2012. [Consulta: 12 de agosto, 2017]. Disponible en: https://bibliodarq.files.wordpress.com/2014/08/2_font-a-las-nuevas-formas-del-crecimientometropolitano.pdf
fn6Comunicación personal, Tania, Campeche, 2017.
fn7Comunicación personal, Juan, Chetumal, 2017.
fn8Sámano Muñoz, J. L., “Crecimiento metropolitano y urbanidad en Pachuca, 1970-2011”, en P. Serrano Álvarez (coord.), Hidalgo, contrastes actuales del desarrollo regional, Hidalgo, El Colegio del Estado de Hidalgo, 2014, pp.31-51.
fn9Sobrino, J., “Zonas metropolitanas de México en 2000: conformación territorial y movilidad de la población ocupada”, Estudios Demográficos y Urbanos, vol. 18, núm. 3, pp. 448-461.
fn10Negrete, M. E. y Salazar, H., “Zonas metropolitanas en México, 1980”, Estudios Demográficos y Urbanos, vol. 1, núm. 1, pp. 97-125.
fn11Comunicación personal, Pedro, Chetumal, 2017.
fn12Comunicación personal, Nuria, Campeche, 2017.
fn13Comunicación personal, Felix, Chetumal, 2017.
fn14De la Torre, R. y Castañeda, M. Y., “La Iglesia Adventista del Séptimo Día”, en R. De la Torre y C. Gutiérrez Zúñiga (coords.), Atlas de la diversidad religiosa en México, México, Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social - Universidad de Quintana Roo - Colegio de la Frontera Norte - El Colegio de Jalisco - Colegio de Michoacán - Subsecretaría de Asuntos Religiosos de la Secretaría de Gobernación, 2007, pp. 66-67.
fn15Garza Navarro, C. y Hernández, A., “Los rostros étnicos de las adscripciones religiosas”, en R. De la Torre y C. Gutiérrez Zúñiga (coords.), Atlas de la diversidad religiosa en México, México, Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social - Universidad de Quintana Roo - Colegio de la Frontera Norte - El Colegio de Jalisco - Colegio de Michoacán - Subsecretaría de Asuntos religiosos de la Secretaría de Gobernación, 2007, pp. 203-226.
fn16De la Torre, R., Jansen, E. y Gutierrez Zúñiga, C., “Los cambios religiosos en México: el caso de los cristianos no católicos”, Carta Económica Regional, Guadalajara, Universidad de Guadalajara, 2006.
fn17De la Torre, R. y Gutierrez Zúñiga, C., “Creencias, prácticas y valores”, Compilación de trabajos presentados en el encuentro La diversificación religiosa de América Latina: causas y consecuencias, Tijuana, El Colegio de la Frontera Norte, 2008.
fn18Comunicación personal, Darío, Campeche, 2017
fn19Inegi, La diversidad religiosa en México, México, Inegi, 2005, p.137.
fn20Ibidem.
fn21Ibidem, p. 156.
fn22Comunicación personal, Amanda, Chetumal, 2017
fn23Ibidem.
fn24Hernández, A., “Urbanización y el cambio religioso”, en R. De la Torre, y C. Gutiérrez Zúñiga (coords.), Atlas de la diversidad religiosa en México, México, Centro de investigaciones y Estudios Superiores en antropología Social - Universidad de Quintana Roo - Colegio de la Frontera Norte - El Colegio de Jalisco - Colegio de Michoacán - Subsecretaría de Asuntos Religiosos de la Secretaría de Gobernación, 2007, pp. 247-266.
fn25Ramírez Velázquez, B. R. y Somellera, J. D., “Metropolización regional: formas de urbanización y desarrollo regional en el sureste de México”, Revista Sociedad y Ambiente, año 4, núm. 10, pp. 13-14.
fn26Idem, p. 15.
fn27Ibidem.
fn28Ibidem.
fn29Idem, p. 17.
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