Actualidad filosófica de Antonio Caso*
Universidad Nacional Autónoma de México, Universidad Nacional Autónoma de México, México
Pocos son los hombres que con su voluntad e inteligencia erigen las columnas sobre las cuales podrán sostenerse las futuras generaciones, uno de esos hombres sin duda fue el filósofo Antonio Caso (1883-1946), también conocido como “el maestro de México”. Hombre de una curiosidad inagotable, quien introdujo al debate tendencias y escritores de otros horizontes del mundo que aún no habían pisado suelo mexicano; sin embargo, este perfil académico nunca opacó su osadía, dado que fue un hombre convencido de la necesaria fundación de instituciones educativas en un contexto tan difícil como fértil: los años que siguieron a la Revolución mexicana.
El libro, Antonio Caso más allá de su siglo. Filosofía, cristianismo y revolución en México, es una obra que esclarece la obra filosófica y el legado histórico de uno de los máximos representantes de la cultura de nuestro país. Sin el afán intelectual y sin los valores caritativos en su trayectoria como figura pública, la obra de Antonio Caso sería incomprensible, de ahí que resulte conmovedora la franqueza con la cual este libro rescata y explica los diferentes perfiles e intereses del filósofo, siempre situados en sus determinaciones históricas. Circunstancias que no se distancian de nuestro presente.
Las dificultades a las cuales intentó responder Antonio Caso nos continúan perturbando, por ello este libro es una búsqueda (a la vez que un hallazgo) de las tesis que el filósofo defendió tanto intelectualmente como al frente de la gran labor educativa de un país entre la pobreza, la incertidumbre y el feroz porvenir emanado de una de las revueltas populares más importantes de nuestro pasado. “Más allá de su siglo” es la expresión que resume el compromiso de un joven académico como lo es el editor José Manuel Cuéllar y al maestro más experimentado José Hernández Prado, para reelaborar una vez más, desde el México contemporáneo, una investigación sobre cómo la filosofía fue (y continúa siéndolo por su impacto) un pilar para la sociedad y la educación.
Ante nuestro presente caótico, en el que la palabras “ética” y “moral” parecen no tener sentido alguno, cada uno de los textos que componen el presente libro insisten en la ineludible tarea de revisar nuestra propia tradición cultural y en analizar sus efectos en la política educativa, sin la cual no puede plantearse un cambio social de largo aliento que repercuta en la pacificación de nuestro país.
No es un asunto menor que el origen de este libro haya sido un coloquio realizado en el 2016, a propósito del centenario de su obra, La existencia como economía y como caridad, realizado en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, en el cual convergieron estudiantes, jóvenes académicos e investigadores reconocidos. Quien alguna vez fue rector continúa siendo homenajeado de forma crítica, lo cual es posible por la libertad de cátedra que él mismo defendió. Por ende, este libro es, desde su origen, un proyecto generoso, motivado por la propuesta moral de Antonio Caso anclada en la caridad, en la entrega responsable y desinteresada.
El primer ensayo elaborado por José Manuel Cuéllar es una descripción del argumento antipositivista en La existencia como economía y como caridad, a la vez que inserta cada tesis en el debate intelectual así como en el proyecto cultural que profirió la generación de Antonio Caso. El primer pilar de la educación a gran escala en nuestro país puede decirse que fue el brío español junto con el proceso de evangelización. El segundo pilar, no menos importante e igual en cuanto a intensidad se refiere, es el positivismo y su consecuente desarrollo institucional de centros educativos. Y frente a estos dos pilares, la generación del “Ateneo de la Juventud”, bajo el cobijo de Justo Sierra y Ezequiel A. Chávez, impulsaron otra renovación de gran calado: la educación. Esta —decretó aquella generación— no puede ser más que la aspiración hacia la totalidad. Ello explica por qué esta obra célebre de Caso inicia con una crítica al positivismo y culmina con una exhortación hacia lo inconmensurable: la belleza y la bondad.
El filósofo realiza un recorrido por los eslabones de la educación y concluye —confrontando al paradigma positivista con las máximas del cristianismo— que la existencia es economía y también desinterés.
Cuéllar, en este primer ensayo, destaca la idea central de Antonio Caso: su propuesta moral debe ser compatible con el desarrollo científico pero también con las aspiraciones de transformación social. Para ello, nos explica detalladamente cómo desde un completo estado animal, subordinado a las necesidades primarias de nutrición y reproducción, el hombre puede hallar otra forma de ser, en la que es posible desprenderse del interés egoísta. Parece una simple exhortación moral el planteamiento anterior, pero el editor prueba que tales tesis son resultado de un estudio amplio —tanto de tendencias e intelectuales— como de honestidad en lo que concierne a la apreciación de la tradición cultural de nuestro país que Caso logró re-actualizar de una forma asequible.
Es decir, Antonio Caso hizo de un referente popular, como lo es la apreciación general que se tiene del cristianismo, una tesis de calado filosófico que perfectamente es afín a varias de las expresiones más reconocidas del humanismo: “Creemos que una filosofía sobre México y para México, pero más aún, una filosofía sobre el hombre y para el hombre, tendrá que tomar en cuenta La existencia como economía y como caridad”, concluye en el primer ensayo el joven editor José Manuel.
“Elogio del cristianismo en México”, ensayo del maestro Alfonso Vázquez Salazar, es un texto con gran fuerza, en el que ubica al cristianismo, sin tapujos, dentro de nuestra historia así como en el horizonte europeo:
En este sentido, para Caso, sí es posible hablar de un progreso o de una evolución de la humanidad, pero no propiciados por las ciencias naturales o las ciencias exactas, como propugnaba el positivismo, sino por el desarrollo de un ethos cristiano a través de su ciclo de realización histórica en diversos momentos, entre los cuales desde luego se incluye también el momento fundamental de su universalización y posterior institucionalización.
Para el maestro Vázquez, el ethos cristiano no es un periodo histórico superado, es un eslabón imprescindible de nuestra constitución social y cultural, el cual tiene una vigencia indiscutible dado que la mayoría de la población aún es católica. La mención del catolicismo, aspecto problemático, es afrontado por el autor argumentando que para Antonio Caso el cristianismo no es distinto al proceso de su extensión política a través de la iglesia y la evangelización, junto con sus máximos representantes como San Agustín, Carlo Magno, Gregorio VII, entre otros. Incluso, Vázquez propone que por la misma vigencia del cristianismo posibilitada por su establecimiento a través de la iglesia católica, Antonio Caso detecta una vía realizable para el proyecto cultural y educativo que exigía la Revolución mexicana. El filósofo comprendió bien que el proyecto no exigía necesariamente una renovación total de la moral mexicana, sino una renovación que incorporara los rasgos ya presentes así como las nuevas perspectivas exploradas a raíz del positivismo y su contrapartida.
Es muy acertada la expresión de José Gaos al llamar “cristianismo filosófico” a la posición de Caso, dado que es una propuesta ética que puede incorporar otros tantos aspectos de la existencia humana. Incluso, en la propuesta del filósofo, el cristianismo es la cima de cualquier tentativa moral, puesto que no hay nada más admirable que un hombre entregado por completo a un acto caritativo. Por ello él mismo sentenció que la filosofía es forzosamente un acto caritativo, pero que la caridad es perfectamente posible sin filosofía. Siendo rigurosos, el cristianismo propuesto por Caso es más que una doctrina filosófica, de ahí que cualquiera pueda hallar sentido en sus anhelos y proposiciones a más de cien años de la publicación de su libro.
El texto de Tania Ortiz tiene por objetivo demostrar cómo toda la vida intelectual de Antonio Caso ratifica su oposición a cualquier tipo de reduccionismo. En su obra, señala la escritora, reivindica el valor de la religión, el arte, la metafísica, la voluntad y la historia; frente a un periodo en el cual la economía, la ciencia y la política parecían serlo todo; lo cual no debe ser entendido como una imposición o un capricho de los positivistas dado que en los tiempos inmediatos a la revolución graves problemas exigían respuestas inmediatas y rigurosas, por lo tanto, la oposición de Antonio Caso no debe ser interpretada como un desprecio hacia todo rasgo positivista, sino como un análisis de sus límites.
Ortiz señala que en la obra del filósofo pueden detectarse tres tipos de reducciones a los cuales se opuso: una reducción epistemológica, una ontológica y otra sociológica. La primera de ellas es aquella que pretende explicar toda la capacidad epistemológica de los seres humanos con una o pocas facultades, centrándose generalmente en el raciocinio lógico y la experimentación científica. Ante esto, Caso aseguró que la intuición y la experiencia en un sentido más amplio son imprescindibles no sólo para conocer sino para existir. De ahí que la vida, condición del conocimiento en última instancia, no pueda ser reducida a una serie de postulados o a un sistema. Ser rigurosos para Caso significa aceptar aquello que nos rebasa, ningún aspecto de la existencia puede ser agotado con una sola propuesta explicativa.
El reduccionismo ontológico está muy relacionado con el epistemológico dado que consiste en afirmar que la realidad es una, inmutable, estática y congruente. Propuesta en la que destaca la defensa de un cierto tipo de regularidad en el comportamiento de los hombres y de la naturaleza que hace posible predecir sus actos, ignorando cualidades humanas como la libertad y la voluntad, así como el condicionamiento histórico presente en el conocimiento científico. La respuesta a ello no es la desestimación del pensamiento lógico sino su justa incorporación a las explicaciones sobre cualquier temática, puesto que cualquier tipo de determinismo es para Caso un vicio intelectual.
Por último, la reducción sociológica, ligada a las dos anteriores, es la más grave puesto que al no haber resquicio alguno para la libertad y la voluntad, el hombre pierde todo sentido de la responsabilidad ante principios universales e inalterables. Ante este planteamiento, la reivindicación de la caridad es un homenaje a la capacidad de actuar moralmente sobre cualquier tipo de determinación. Siendo la ética un asunto que sólo tiene gravedad filosófica si se le considera entre sus múltiples explicaciones condicionantes y su gran vastedad de posibilidades.
Para Josep Maria Romero Baró la obra de Caso es una filosofía heroica, en la que la búsqueda de la verdad es más un impulso vital que una labor de investigación. La complejidad y el cuestionamiento son inherentes a la reflexión filosófica, ajena a los objetivos inmediatos de las ciencias exactas o de las disciplinas sociales que reducen la amplitud de la existencia a unos cuantos preceptos subordinados a la utilidad. La filosofía es heroica por su apego al desinterés, por su afán de demostrar que la experiencia siempre es más generosa de lo que suponemos.
Lo “heroico” es la expresión con la cual Romero Baró intenta dar cuenta de la prodigalidad de la que es capaz la filosofía, lo cual queda perfectamente justificado con las apreciaciones de los ensayos antecedentes. La disrupción del filósofo no es un ejercicio puramente creativo, es resultado de un arduo camino de argumentación y análisis sobre los problemas sociales.
Finalmente, José Hernández Prado, también editor del libro, dedica un último ensayo al estado en que se encuentra la obra y las investigaciones sobre Antonio Caso. Destaca el hecho de que los libros del filósofo no han sido reeditados y, como si no fuese suficiente su ya generosa aportación, nos indica la publicación actualizada de La persona humana y el Estado totalitario, escrito en 1941. Publicación en la cual Hernández Prado también está involucrado en el proceso de edición, corroborando que actualmente están vigentes las iniciativas para recuperar y difundir la obra de nuestros pensadores mexicanos. Esfuerzos entre los cuales, también menciona la lúcida investigación del Dr. Guillermo Hurtado con su libro, La Revolución creadora.
En el otro gran libro de Antonio Caso, según Hernández Prado, la defensa de la libertad es una cuestión ética, política y educativa. La presencia del liberalismo y sus sofismas, tanto como los determinismos emanados del positivismo y los procesos autoritarios desarrollándose en varias regiones del mundo, son factores que han banalizado la noción de libertad. Ante una época convulsa, el filósofo decide realizar una defensa auténtica que se ve reflejada en su labor como intelectual, en su actividad docente y en sus responsabilidades como figura pública; demostrando que la noción de libertad no es el pretexto para dar cabida a imposturas, puesto que como hombre formado en un periodo revolucionario, detectó con sabiduría que la libertad sin compromiso es un estandarte vacío y caduco.
fn1Cuellar Moreno, José Manuel; Hernández Prado, Jose, Antonio Caso más allá de su siglo. Filosofía, cristianismo, y revolución en México, pergamino editoria, Ciudad de México, 2019, 169 pp.
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